El negocio de los drones gana espacio. El uso de aparatos no tripulados (drones) se abre paso en varios sectores de la economía
En España se han creado ya 29 operadores de aeronaves pilotadas por control remoto, los conocidos drones, en apenas cuatro meses. SENASA, la principal escuela de pilotos de estos aparatos, ha formado a 138 personas en ese tiempo.
Sn el negocio de los drones, se prevé que el mercado crezca exponencialmente en los próximos dos años hasta superar los 600 operadores con casi 1.200 drones, tal y como ha sucedido en Francia.
El negocio de los drones gana espacio |
En el negocio de los drones, las empresas de fotografía y vídeos aéreos, productoras de cine y firmas de vigilancia ya usan drones para abaratar de un 50% a un 90% el trabajo realizado por medios tradicionales. Un sencillo equipo con una cámara de vídeo pesa menos de dos kilos, cuesta 1.500 euros y graba imágenes aéreas para vídeos promocionales que antes se hacían desde un helicóptero tripulado a un precio mucho mayor. “Las empresas de vídeos aéreos deberán comprar drones, y quien no lo haga morirá en unos años”, sentencia Ignacio Suárez-Llanos, gerente de Aguirre Arce. La utilidad de los drones comerciales, mucho más baratos y ligeros que los utilizados por el Ejército, no ha hecho más que comenzar.
La consultora inmobiliaria Aguirre Arce hace con un dron el 40% del trabajo fotográfico que hacía desde una avioneta. “De momento hago análisis territorial con fotografías tomadas desde una avioneta que compré por 150.000 euros y cuyo mantenimiento cuesta 4.000 euros anuales. El dron me ha costado 1.500 euros y lo mantengo por unos 400 euros al año”, explica Ignacio Suárez-Llanos. El empresario sabe que en cuanto la ley permita a un dron superar los 500 metros de distancia de vuelo, será más útil que la avioneta.
Poco a poco. El Ministerio de Fomento se apresuró en junio a aprobar una regulación sobre drones bastante restrictiva con el fin de ordenar un poco una actividad comercial que crecía a toda velocidad. La normativa que la sustituirá ya está en trámite y permitirá que los aparatos sobrevuelen ciudades y aglomeraciones de personas. Será “tras recibir los permisos habituales de las instituciones competentes para sobrevolar zonas urbanas, para compaginar los vuelos con la seguridad de personas y propiedades”, puntualiza un portavoz de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).
Normativa aparte, entregar paquetes de mensajería a domicilio con drones es ciencia-ficción. La tecnología no ha dado ojos e inteligencia a estos sistemas para salvar los obstáculos urbanos y un simple inhibidor de frecuencia les haría caer. A pesar de tales problemas, la legislación europea está muy avanzada. “Estados Unidos no tiene una legislación para volar drones con fines comerciales ni siquiera fuera de las ciudades, algunas productoras de Hollywood acaban de obtener las primeras licencias de uso”, aclara Aquilino Abeal, director técnico de Aeromedia Films.
La legislación y la tecnología de los drones comerciales determinan el mercado. Los aparatos solo pueden grabar hasta 120 metros de altura y los helicópteros deben hacerlo por encima de los 300 metros o pedir permisos para bajar de esa altitud. Aerial Rotors utiliza drones de siete kilos de peso y 11.000 euros de precio capaces de llevar cámaras para grabar con la calidad exigida por las productoras de cine. “Cobramos unos mil euros la jornada, y alquilar un helicóptero con una sofisticada cámara Cineflex ronda los 1.800 euros la hora. Somos complementarios, y no solo por la amplitud de campo de la imagen. Una carrera ciclista solo puede seguirse desde un helicóptero porque los drones comerciales tienen unos 15 minutos de autonomía”, cuenta Manuel Barbero, copropietario de Ariel Rotor.
Hay pastel para todos. Air Drone View quiere arrasar el mercado de los vídeos aéreos promocionales con drones de diferentes prestaciones. “Puedo producir un sencillo vídeo de cuatro minutos para una casa rural desde 250 euros con el dron más básico”, explica José Fernández, gerente de la empresa. AeroTools-UAV adapta aparatos del fabricante chino DJI, el líder mundial del mercado, y desarrolla piezas a medida de los clientes. “Pongo cámaras térmicas de visión nocturna, sensores para detectar gases o baterías que amplían la autonomía de los drones para vigilar instalaciones. Estos sistemas pueden llegar antes que un guardia de seguridad a comprobar la entrada de un intruso”, asegura Miguel Rosa, socio director de la empresa, que ha desarrollado electrónica de precisión para acercar drones a centímetros de las palas de aerogeneradores de energía en España. “Es lo más preciso para controlar su estado”, aclara.
Flightech Systems ha fabricado en España el único dron de uso civil certificado y matriculado en Europa. “Pesa 80 kilos, tiene cuatro horas de autonomía y cuesta 800.000 euros. Con su uso la hora de vigilancia costará unos 200 euros, 10 veces menos de lo que cuesta hacerla ahora con helicópteros”, explica David Fanego, gerente de la empresa. Los drones comerciales están lejos de apagar fuegos o transportar personas en emergencias, pero se trabaja para cambiar la situación. FAASA, una de las dos grandes empresas españolas de emergencias por medios aéreos, estudia “incorporar drones para labores de vigilancia de instalaciones o de espacios naturales. Podrán complementar actividades de emergencias en incendios forestales para hacer seguimiento nocturno”, cuenta Miguel Ángel Tamarit, director de Desarrollo de Negocio de FAASA.
Las aplicaciones de los drones son infinitas. Aeromedia Films trabaja para la Diputación de Pontevedra en conseguir que los aparatos detecten las plagas de los cultivos para fumigar de forma selectiva a un metro de distancia, y hace seguimiento aéreo de obras para Ferrovial, OHL o Copasa. “Dan más detalle que las filmaciones realizadas desde avionetas y sale más barato. Media jornada de trabajo con drones con una autonomía de 45 minutos nos cuesta unos 750 euros. Hemos volado en túneles de construcción de AVE, y eso no pude hacerlo una avioneta”, cuenta Aquilino Abeal, que ha montado un sistema de franquicias para extender la actividad.
¿Cómo ser operador con licencia?
En Europa hay más de 5.000 pilotos para drones de uso civil y 3.000 están en Alemania y Francia. En España, hasta los fotógrafos de boda se apuntan a los cursos para operadores, muchos desisten. Para comercializar servicios de drones hace falta estar habilitado como operador de aeronaves pilotadas por control remoto por la AESA.
Lograrlo requiere certificar un curso teórico de 50 horas y un examen práctico para cada tipo de dron (avión, helicóptero y multirrotor) que cuesta de 500 a 1.400 euros. Acompañar un certificado médico aeronáutico igual al de las avionetas tripuladas. Entregar un manual de operaciones con las formas y conductas de vuelo de los drones, de unas 150 páginas, y un estudio aeronáutico de seguridad con la respuesta de maniobras a incidencias. Tener un seguro de responsabilidad civil por dron, y un plan de mantenimiento de cada tipo de aparato. Realizar una declaración responsable de cumplimiento de la legalidad. Cada piloto requiere el certificado médico, y el curso de operador.
Fuente: http://bit.ly/14q5PNU